jueves, mayo 14, 2009

La arquitectura y su enseñanza

En su libro "pasado a limpio II", Josep Quetglas invita al estudiante de arquitectura a salir de las aulas, a desertar de las clases, a no hacer caso a los catedráticos y en su lugar, pasar horas en las bibliotecas, donde sus maestros serán LeCorbusier, Mies y Frank. Ellos serán quienes en verdad enseñen lo que es la arquitectura.

Una de las experiencias más gratas, edificantes y se podría decir obligadas, que no solo los arquitectos, sino cualquier profesionista, deben hacer en algún momento de su vida, es precisamente enseñar, ayudar a formar a las nuevas generaciones, tratando de transmitir la experiencia ganada... de no hacerlo el avance en todos los campos sería prácticamente nulo o se atascaría.

En mi plan de vida profesional (el cual yo creo que anoté en una hojita que se habrá ido a la lavadora con los jeans de universitario, por que no queda de él ni una transminada tinta), el dar clases era un objetivo que quería cumplir después de haber recorrido un buen trecho de camino y juntado polvo en su andar. Las cosas nunca son como uno las planea y tuve la oportunidad de pararme en los zapatos de catedrático mucho antes de lo que yo pensaba lo iba a hacer.
Muchos recuerdos y experiencias obtuve de ello, que al revés de mi idea original, me han ayudado con mi vida personal. Escrito de esa forma suena muy egoísta el haber quitado experiencia a los estudiantes y haberla aplicado en mi vida profesional.... espero en un futuro volver a devolver el favor... pero mejor no hablo.
Entre lo que aprendí como maestro, fue ver que la arquitectura no se puede enseñar en las aulas, aunque tampoco en la biblioteca como dice Pep, o por lo menos, no "solamente" en ninguna de las dos. Este rollo en el que estamos metidos es un mar muy amplio, casi infinito, y se necesitan muchos botes para navegarlo

Platicando con un amigo ahora y colega catedrático en ese entonces (él sigue al pie del cañón, yo ya no), me comentaba que tras las vacaciones de semana santa, por la crisis de salubridad vivido aquí, se suspendieron las clases otras dos semanas, pero que ahora que se reanudaron, se vuelven a suspender mañana, para celebrar el día del maestro. 
Creo que si los que se paran al lado del pizarrón, tuvieran un poco de "maestros", no pensarían en regalar ese día al alumno dando su cátedra sin cobro de honorarios, sobre todo en este momento... pero eso está en cada quien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por un lado , el ambiente academico es muy necesario para desarrollar las ideas en el mundo práctico, pero por otro, el mundo práctico se renueva cada tanto con ideas tan rebuscadas que no te la crees. Es la misma balanza del amor, que desgracia.