domingo, agosto 24, 2014

LA CIUDAD BELLA POR SER UN NEGOCIO


"La clave de un negocio son los clientes, y para
arruinarlo, que falten; negociar es depender."



Hoy por hoy una de las principales entradas de dinero, que generan economías sanas con la posibilidad de mantenerse, es el turismo. Tener una ciudad bella es el mejor negocio al que pueden pretender los gobiernos. La diferencia en la economía entre una ciudad bella y otra que no lo es puede ser abismal. ¿Será entonces el principio de negocios el que mantenga la estética de la ciudad en un nivel alto?
¿Si una ciudad no es atractiva, puede revertir su imagen para atraer "clientes"? El valor histórico en un entorno urbano puede ser el más difícil de recuperar, pero también existen ciudades bellas creadas en entonrnos no-históricos; ciudades nuevas bellas.
Cuando los gobernantes tengan la visión de generar belleza, para con esto generar riqueza, entonces tenderán a poner más interés a este que suele ser un punto abandonado, si no es que completamente ignorado. Para mantener y generar un crecimiento positivo de belleza urbana es necesario invertir recursos, eso es innegable. Pero como cualquier inversión, si no cumple con sus objetivos y estos pueden ser cuantificables, de lo que se está hablando es de gasto de recursos. Los gobernantes suelen pensar que destinar recursos al tema de la belleza urbana, mediante programas mal planteados y mal implementados de imagen urbana, se está cumpliendo con el requisito. No es posible tirar el dinero en acciones que no cumplen con los objetivos por las que fueron planteadas, y que además costará una nueva cantidad de recursos revertir las malas acciones que conllevaron. El estudio de los puntos generadores de belleza que tengan la posibilidad de detonar acciones que conlleven a una mejora económica son primordiales en las acciones de gobierno.

Teodoro González de León habla sobre el gran problema que representa a las ciudades el cumplir con los tiempos políticos. Los tiempos políticos no son los mismos que los tiempos de crecimiento urbano y sus posibles mejoras. Esa "prisa política", como él la llama, es el principal problema en la falta de calidad de las obras y de las propuestas arquitectónicas y urbanas.

La belleza urbana debe transformarse en riqueza urbana.

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