domingo, septiembre 11, 2011

ordenar o re-ordenar la ciudad?



"Dios hizo el campo y el hombre la ciudad"

No es posible dejar de pasar la reflexión el día de hoy. Hace diez años el mundo cambió y no volvió a ser igual, eso es un hecho irremediable. Junto con las dos torres se desplomó un sistema social, político, económico y cultural que de otra forma seguiría siendo vigente hoy en día. Hoy a diez años parece ser que no hemos entendido todavía que el mundo cambió sin darnos aviso; parece que seguir haciendo las mismas cosas de la misma manera nos devolverán el mundo que conocíamos antes de esa mañana de septiembre...  "ten years have got behind you... no one told you when to run, you missed the starting gun..."
Las épocas de guerra y post-guerra han sido un catalizador tecnológico, social y artístico. El mundo ha sabido trabajar bajo presión para adaptarse, rápidamente, a las nuevas circunstancias. En esta ocasión parece que la humanidad siguiera estática esperando despertar de la pesadilla. 
Las dos grandes presiones con las que debemos trabajar, y a las que no hemos podido encontrar esa "rápida solución", en la primera década del siglo XXI son: el calentamiento global y la seguridad (social y económica). Y ambas convergen en una única solución irremediable: cambiar la forma en que vivimos; cambiar la forma de la ciudad.
Las ciudades a la vez que deben volverse sustentables deben también volverse blindadas. ¿Cómo es entonces posible pensar en un modelo de ciudad en el que sus habitantes se apoyen unos con otros para encontrar la vida sustentable si esos mismos habitantes no pueden confiar unos en otros y tratan, a toda costa, de vivir protegidos, aislados?
Las ciudades deberán crecer encaminadas a un nuevo sistema de relaciones sociales, con nuevas obligaciones con el entorno natural, político, económico y social. El desplome financiero, así como el social, no es otra cosa que la pérdida de la confianza, y tal vez esta sea, por un largo tiempo, la constante. La ciudad deberá encontrar la manera de hacer "comunidad" y proveer los espacios "seguros" donde el tejido social pueda ser sanado y, con suerte, regenerarse.

1 comentario:

Rodrigo Salinas Vargas dijo...

Indudablemente que en todo hay un antes y después,no se diga en la existencia de la humanidad.El 30 S. Marca ese antes y después del letargo y la execiva confianza en la que hemos vivido.La globalización dinámica en la que nos - adelantamos en el tiempo- a despertado de esa abulia. Los gobernantes deben proyectarse, a construir un mundo de paz y progreso sostenido en el tiempo,pensando siempre en la función recursos vs. Humanidad, cuando esta ecuación sea armónica llegaremos a la vida feliz del paraíso en la tierra.