sábado, julio 09, 2011

Las almas de la ciudad




"Las ciudades son el abismo de la especie humana."
Jean-Jacques Rousseau


Cierro los ojos. Estoy en París, es una mañana de invierno y en la rive gauche, entre tonos grises y gente vestida de negro, siento emoción. Y la pregunta regresa siempre: ¿cómo una ciudad puede ser tan bella? ¿En qué consiste la belleza de la ciudad? París es ritmo, es constancia, son monumentos, ejes, remates, espacios vacíos llenos de simbolismo, es sobre todo unidad, es orgullo. París también es tiempo detenido, congelado. París es una época grandiosa que no quiere cambiar.

Vuelvo a cerrar los ojos. Estoy en Barcelona, es fin de verano y los fuegos artificiales para festejar a la Mercé llenan el cielo de ruido y color. Barcelona es color y movimiento. Es orden. Su belleza es una constante del tiempo, pero cada época se puede leer, perfectamente ordenada, en sus calles, sobre sus edificios. Barcelona son muchas unidades conviviendo. Y la pregunta regresa: ¿cómo una ciudad puede haber sido siempre tan bella?

... y si las ciudades son el resultado de las acciones de su gente, son el resultado de las fuerzas sociales, económicas, culturales y políticas de la suma de sus épocas, es ahí donde se encuentra la respuesta. La ciudad es el conjunto de las voluntades, a través del tiempo, de sus habitantes. La ciudad es filosófica antes que física. La ciudad no es el resultado de las fuerzas naturales sobre la materia de sus edificios; la ciudad es el resultado de la capacidad y voluntad de quienes día a día la hacen, cada uno de ellos durante cada uno de sus tiempos. Si la ciudad es bella es por que así se ha pensado, así se ha buscado, así se ha salvaguardado, siempre comenzando por la relación de sus habitantes.

Las ciudades son feas por que el alma de sus habitantes está corrompida. Donde hay envidia y revancha jamás habrá una ciudad bella. Para hacer ciudad se debe empezar por hacer sociedad.

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