Esto es debido a que el espacio, su percepción, y el estado de ánimo que nos provoque, hace que los sentidos se agudicen o relajen.
El espacio se percibe principalmente por la vista. Cerremos entonces los ojos al proyectar y dejemos al lado las imagenes para poder pensar exclusivamente en sonidos, texturas, olores y hasta sabores. Sería un buen ejercicio.
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