miércoles, abril 22, 2009

EL ORIGEN INDÍGENA

La Revolución Industrial tendría su fachada en las Exposiciones Universales, siendo una de la más importantes la realizada en París en 1889.

¿Qué se propondría exhibir al mundo civilizado como "lo mexicano"?

La pregunta nos lleva a dos lógicos caminos: el del origen indígena, precortesiano, y el de la herencia española.

Porfirio Díaz llevaba las riendas del país hacia la modernidad por medio de las relaciones con Europa, principalmente con Francia. El asunto con España era distinto a finales del siglo XIX, pues hacía menos de 8 décadas que se había roto la relación virreinal con esta. Es por esta razón que el camino que se habría de seguir, y que fué mostrado en la exposición de 1889 y más tarde en la de Sevilla de 1929, fue el del denominado Neoindigenismo.
Con esto se señalaba un México que buscaba reivindicarse con sus nativos indígenas "sanando" el daño hecho por los españoles durante el virreinato. Esta revalorización del origen indígena mexicano ante la modernidad significaba un "borrón y cuenta nueva", desarrollando un pensamiento y estética que tendrían gran fuerza a lo largo de la primera mitad del siglo XX (como se aprecia en el trabajo del muralismo, por citar un ejemplo).

Este neoindigenismo, que tuvo grandes representantes, como lo fue Manuel Amabilis (pabellón de México en la Exposición de Sevilla de 1929, que aparece en las fotos). Su formalismo estético fue una mezcla de los elementos indígenas, de las culturas maya, tolteca y azteca, principalmente, con las líneas depuradas de la modernidad, en especial del Art Nouveau.

Entonces, a finales del s. XIX y principios del s. XX, México miraba hacia una modernidad industrial, alejada todavía de España, pero sabiendo su conveniente acercamiento a los países ya industrializados.

Esta línea del pensamiento se iría tornando difusa conforme el siglo XX avanzaba y la "aldea global" crecía. El tema indígena se iría olvidando y se buscaría la homologación con el resto del mundo. 

Me parece que si el indigenismo no fue un movmiento de ninguna manera  sincero, y que se regía por intereses de conveniencia, finalmente fue una linea de pensamiento que marcó la pauta del desarrollo y pensamiento de la primera mitad del s. XX.  El problema es que esa directríz, si bien agotada tal vez hasta sus últimas consecuencias, no fue sustituída por ninguna otra de la misma importancia, lo que nos deja a principios del s. XXI con la brújula girando en todas direcciones.

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