"He cometido el pecado mortal de tener ideas en una democracia."
Frank Lloyd Wright.
Es obvio quien recoge el premio al mejor actor, mejor actriz o mejor director... incluso cuando el esfuerzo no es exclusivo de sus personas y detrás de ellos hay un enorme grupo de gente auxiliándolos. ¿Pero el premio por mejor película quien lo recoge?
Dichosos los artistas que en su persona recae la gloria o la pena del fracaso. De ellos es toda la responsabilidad del resultado. Al pintor o al escultor no se le dice si le falta una pincelada más o un golpe menos. Pero en el quehacer del arquitecto son muchos los factores que intervienen en el resultado de la obra. Reglamentos y leyes locales, estatales o federales, normas, factores económicos, factores naturales, factores sociales y después de un largo etcétera, la propuesta del arquitecto.
Es cierto también que gracias a ese maremagnum de factores que actúan sobre la obra, esta tiende a retroalimentarse continuamente y así tiende a una mejor solución. La genialidad del arquitecto dependerá entonces de la gracia con la que orqueste todos esos factores y lleve la empresa a buen término.... algunas veces muy a su pesar pues la obra parece tomar vida propia, ajena a la voluntad de su creador, siguiendo caminos que nunca nadie podría haber esperado. ¿El hombre nuclear o Frankestein?... eso nadie puede saberlo.
Entonces... ¿quien se debe parar a recoger el premio?
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