martes, julio 07, 2009

lo que queda después...


"Live fast,
die young,
stay pretty"


En verdad fue imposible no verlo. Traté de evitarlo, no por pose o por tomar partido, sinceramente era algo que no me interesaba. Pero a medio zapping me lo topé y ya no pude seguir los 20 minutos que restaban de la repetición. Sí... estoy hablando del evento mediático más importante del siglo XXI sin lugar a dudas y sobre el cual se escribirán muchos, muchos, libros. La ceremonia pública del adiós a Michael Jackson.

Sin adentrarnos en detalles, pues no terminaríamos, uno de los pilares de la cultura pop más importantes dejó de existir y el maremagnum que esto provocó no es menos que sorprendente. Es como si hubieran desaparecido Mickey Mouse o la sopa Campbell's.

La ceremonia, transmitida a todo el mundo en tiempo real, fue como exprimirle el zumo a la palabra (y sentido) "POP". Y "pop" fue el evento. Luces, imágenes, música, dirección de cámaras y coreografías pensadas en tocar cada fibra pop de quien lo viviera.

"Live fast, die young, stay pretty". Michael Jackson ha tenido el destino (y suerte) de los grandes íconos y su nombre estará al lado de nombres como James Dean, Elvis, John Lennon, el Rey Lagarto o Pedro Infante.

"Live fast, die young, stay pretty". El mayor vacío que un icono cultural puede dejar, es precisamente al dejar de existir en su plena gloria. Es la única forma de ganarle al tiempo. Es congelar su fama sin que se deteriore.
Es este vacío el que dejaron las torres gemelas del WTC una mañana de septiembre. Para quienes no conocimos Nueva York antes del atentado, el sentimiento fue el de haber perdido la oportunidad de ser conocer una parte muy importante de nuestra era.

El espacio que la desaparición de los íconos culturales deja es el más grande parteaguas que una era puede crear. Nos recuerda que el fin último de la existencia es precisamente el dejar de existir.


Para que el movimiento moderno terminara, el Pruitt-Igoe tuvo que morir.




No hay comentarios.: