martes, octubre 18, 2011

steve jobs mexicano*





* columna publicada por JAQUE MATE en el diario Reforma del 17 de octubre de 2011, y que coincide con el espíritu de este blog por lo que de manera intacta se transcribe para su lectura y difusión.



"No es el dinero. Es la gente que tienes, la dirección que tienes, y qué tanto comprendes lo que está pasando".
Steve Jobs
¿Y si Steve Jobs hubiese sido mexicano?
Es muy probable que no hubiese encontrado una familia que lo tomara en adopción de recién nacido, como ocurrió en Estados Unidos, ya que las leyes en México parecen estar hechas para que los niños que son dados en adopción nunca encuentren un hogar.
De adolescente, habría sido detenido y extorsionado por policías que lo habrían considerado presa fácil por usar el pelo largo y quizá sustancias prohibidas.
Al abandonar sus estudios universitarios, habría sido rechazado por la sociedad y considerado un fracasado. Habría tenido que trabajar en un taller mecánico, con un horario extenuante que no le habría dejado tiempo para pensar, y con un sueldo que no le habría dado lo suficiente para sobrevivir con dignidad.
Su empresa, fundada en el garaje de la casa, habría sido cerrada por los inspectores por no dar las mordidas necesarias para operar.
Jobs habría pasado meses o años tratando de dar de alta la compañía ante Hacienda, el IMSS, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la delegación o el municipio. Al final no habría tenido dinero para pagarle al notario.
En lugar de la primera computadora, la Apple 1, de 1976, su firma habría generado una torre de multas y requerimientos de la autoridad. Es muy probable que, después de algunos intentos, Jobs hubiese optado por vender calculadoras chinas en un semáforo de la ciudad.
Suponiendo que hubiera podido realmente empezar una empresa, ésta seguramente se habría quedado siempre pequeña. Jobs habría tenido que dedicar todo su tiempo e inteligencia para resolver problemas con el IMSS, el gobierno y los sindicatos, que lo habrían extorsionado impunemente. Las posibilidades de innovar y generar nuevos productos se habrían visto asfixiadas de raíz.
En caso de que hubiese podido desarrollar nuevas computadoras, los oligopolios en el negocio se habrían coludido para impedirle alguna penetración significativa en el mercado. Sus grandes rivales, por otra parte, habrían sido subsidiados por el gobierno.
Suponiendo que hubiese tratado de alcanzar el mercado internacional, sus costos habrían sido demasiado altos para competir. Los aranceles para importar insumos habrían elevado el precio de su producto final, mientras que los costos de seguridad (por ejemplo, el tener que mandar patrullas a cuidar los camiones que llevaban sus productos por las carreteras) lo habrían sacado del mercado.
Los reguladores mexicanos, por otra parte, habrían intervenido de inmediato si hubieran visto que tenía éxito. Tras producir sus primeras computadoras, los burócratas le habrían impedido entrar al mercado del internet, la telefonía o la música. Para eso necesitaría nuevas autorizaciones del gobierno.
Pero vamos a suponer que, a pesar de todo, Jobs hubiera podido crear una empresa remotamente cercana a la Apple con valor actual de 340 mil millones de dólares. Entonces habría surgido un movimiento político para castigarlo por su éxito. Se le acusaría de ser demasiado exitoso en lo empresarial y demasiado rico en lo personal. El gobierno decretaría un impuesto especial que le impediría seguir trabajando.
No es suerte que Steve Jobs haya podido lograr sus éxitos en el norte de California y que en México no hayamos tenido nunca un empresario tan revolucionario como él (los tenemos muy ricos, es cierto, pero no innovadores). Si Steve Jobs hubiese sido mexicano, es muy probable que hubiera terminado trabajando en la economía informal. Son las circunstancias las que definen hasta dónde puede lograr su potencial un individuo.

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