lunes, septiembre 28, 2009

Castillos de aire



Son pocas las intervenciones de las que me acuerdo haber hecho durante la carrera para defender ideas rayando en la terquedad. Pero cuando uno ha abierto la boca, ya no queda más remedio que sostener lo dicho o morir en el intento.Recuerdo una de esas terquedades de juventud durante la clase de Marcos Mazari. Él sostenía en esa ocasión que la arquitectura para ser tal debe estar construída, pues ese es su fin primordial. Pensar que las obras de Ledoux, Boullé o Lequeu entonces quedaban fuera de la arquitectura en verdad me indignaba... la discusión duró hasta que la clase terminó y se decretó empate técnico... bueno... eso digo yo.

La verdad es que al construir lo que uno propone sobre el papel (o la pantalla), da la oportunidad de ver y enmendar errores. Tener la oportunidad de construir las obras que uno mismo proyecta tiene un gran valor, tanto para el arquitecto, como para el cliente. Somos muy dados o a pensar demasiado o a ejecutar sin pensar, pero este largo y sinuoso camino de llevar a la realidad lo que alguna vez fue materia de sueños y pensamientos, deber recorrerse con calma y gusto.
Cada obra nos prepara un poco más para la siguiente.



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