martes, marzo 27, 2012

Corbu... toujours.




A Charles-Edouard lo conocí antes de conocer la arquitectura. 
Es una presencia dis-constante que va y viene, probablemente en un período establecido, diseñado para volver justo cuando se había ya quedado muy atrás. 
Le Corbusier es ese libro que da placer releer una y otra vez, pues cada vez que se vuelve a leer se entiende de manera distinta, adaptándose a la situación particular que en cada episodio se encuentra el lector. Le Corbusier diseñando la Ville Savoye es la transfiguración de Cortazar escribiendo Rayuela.
Detrás de esa máscara disfrazada de redondos y pesados espejos, te espera a la vuelta de cada esquina, te sorprende por que no lo esperabas, pues ya lo habías dejado en una esquina anterior, en la vuelta de tuerca pasada.
Le Corbusier es la boya que da el rumbo al arquitecto, inmovil, referente, silencioso y presente.

La rampa, la planta libre, la fachada exenta, el blanco contra el azul y el verde... el paseo, el recorrido, el añadir el tiempo al espacio...   ahí se encuentra... una y otra vez.... pero solamente cuando ya se ha quedado atrás.

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