martes, agosto 04, 2009

EMPEZAR POR LOS PECES GORDOS

En cualquier quehacer humano hay problemas de todo tipo y el ejercicio de la arquitectura no se queda excento.

Si bien en plática de café todos creen tener la solución (tipo piedra filosofal) a todos y cada uno de los problemas que nos aquejan día a día, en la práctica el tamaño de esos problemas sobrepasa cualquier capacidad organizativa existente. Es simplemente imposible corregir el árbol torcido de la sociedad. Así que lo más prudente es atacar lo que ocasiona los mayores problemas y dejar los problemas más chicos en un segundo plano (alguien bien dijo que cuando solucionas tu mayor problema, el que estaba en número 2 pasa a ser entonces el mayor y siempre tendremos un gran problema que solucionar).
Pero en nuestra profesión solemos reconocer y premiar precisamente a quien comete, si no más, por lo menos los mismos errores que el resto de nosotros. Vemos las revistas, libros y concursos llenos de arquitectos y arquitectura que en realidad no están marcando un camino hacia un punto mejor del que estamos parados.
Me refiero específicamente al problema de la ecología y la sustentabilidad en los proyectos arquitectónicos. ¿Por qué si ya existen certificaciones como la LEED, no es ya una exigencia por lo menos a los grandes arquitectos superstar en todos y cada uno de sus proyectos? Hay quien lo toma en serio y para quien no sea necesario que una certificación de ese tipo exista, pero solo hay que ver cualquier publicación para ver que estamos premiando y copiando arquitectura ecológicamente hipócrita.

Hace un par de noches me topé con un programa que hablaba sobre la degeneración en las razas de perros pura sangre y cómo precisamente son los concursos de belleza quienes más han hecho que las razas estén degenerándose al premiar estándares que van contra la natura de la raza misma. En la arquitectura estamos haciendo exactamente lo mismo. El reconocimiento se lo llevan, en gran medida, proyectos fuera de presupuestos, tiempos de entrega, responsabilidad con su entorno físico y social, planes de desarrollo, reglamentos locales y un largo etcétera.

Es tal vez imposible que un edificio, como cualquier obra humana, cumpla con todos y cada uno de los requisitos, pues en esencia será siempre perfectible... pero podemos ser más duros y no aplaudir como cualquier "villamelón" faenas que no lo son.

PD... así como no todo lo que brilla es oro, no todo lo que se pinta de verde lo es.