sábado, octubre 22, 2005

Espacio que despierta

El principio de la conservación de los espacios edificados es mantenerlos vivos, para de esa forma procurar su continuo mantenimiento y evitar su deterioro. Pero hay espacios que lejos de estar muertos, duermen. Aquí en la orilla de la mixteca, en este momento, uno de esos espacios maravillosos, acaba de despertar. Depués de haber llevado una larga vida de trabajo, ahora duerme en el retiro y despierta, dos semanas antes de la fiesta de muertos, y dos semanas despues, para volver a dormir por otro año más.
Entre chivos y flores, despierta para presenciar el sacrificio de los animales que da lugar a la fiesta y tradición más importante de esta región: la matanza de chivos.

Los muros de adobe, lavados por el tiempo, guardan una de las escenas que más arraigadamente existen en la memoria colectiva del lugar. Son los muros de un espacio que todos saben donde se en encuentra... solo 3 o 4 semanas del año. El resto es sueño.
Espacio donde finaliza una de las tradiciones más importantes de la ciudad, que en realidad comineza muchos meses atrás, en la subasta de los rebaños de chivos que deberán caminar a lo largo de la mixteca para venir a ser sacrificados y bendecir la región, antes hacendados, caporales y trabajadores... ahora restauranteros, hoteleros y comerciantes, hoy parece que su sueño es más pesado y su despertar más breve. Cuando el veneno que inyectamos cada año a la tradición la mate por completo, será el momento en el que dicho espacio muera, los muros quedarán vacíos, sin vida, sin el palpitar de la sangre de los chivos por su suelo, sin los cantos haciendo eco, sin los petates olorosos llenos de partes, piel y menudencias.
Según Ruskin los edificios deben morir dignamente. Este lugar vive cada año con la muerte, y la muerte lo matará también.

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